Tú
sabes cómo es esto, de pronto, un inesperado día llegaste a conquistarme la
vida y a hacer de mí, el ser más imperfecto que quiero ser, de pronto y por
escaso margen de error, la prontitud se convierte en inmediato, me sonríes con
descaro y un milagro inesperado se produce entre mis años.
Tú sabes
cómo es esto, me invades el alma con tu aroma fresco, investigas mi asombro con
tus escasos 20, encuentras pruebas, las desarrollas, las redactas y en tu
informe resumes que a mis aún 26, no es complicado querernos y digo que no lo
es, porque luego de más de un mes tu querer y el mío se mantiene intacto.
Tú entiendes
esta magia. Después de pocos días de haber llegado a mí, recorrimos lugares impensados,
caminamos hasta no encontrarnos y cuando lo hicimos, nuestra esencia de verano
comenzó a darnos la mano.
Tú sabes
cómo es esto y lo sabes bien, porque has aprendido, porque has renegado, porque
te has enfadado y con tu enfado me he reído y tú con mi enojo te has reído y
así sucesivamente hasta comprender todo lo que hemos conseguido.
Tú sabes
y lo sabes bien, que poco a poco fuiste adecuando tus formas en mi barco,
mientras yo imaginaba como sería remar hasta alta mar, mientras yo imaginaba,
como sería trepar hasta los cerros celosos de nuestras sonrisas, de nuestras
andanzas llenas de aventura, llenas de dulzura mezcladas con esencia pura.
Tú sabes
y yo lo sé, que el destino se encargó de juntarnos, de abrazarnos y estrechar
nuestros caminos; aquel día de enero, - dos del primer mes para ser exactos -
en el que el verano pintaba sus luces, comenzaba su recorrido para hacerlo
imperfecto, mientras buscamos la perfección que no encontraremos, porque nuestro
amor es más que bonito, es en esencia lo que queremos que sea.
Tú y yo lo sabemos, hemos aprendido, tú a recorrer poco a poco el camino y yo a encontrar mi destino, en un mundo donde desarrollemos mejor nuestros resúmenes, esos que escribimos a diario, no en un diario, sino, más bien; en nuestras vidas. Te quiero, Cachorro.