Mareos, nublado, dolor de cabeza, que mas me pudo pasar hoy miércoles 11 de febrero del año 2009, un día antes a mi onomástico numero 23 (rayos que grande estoy) . El reloj marcaba aproximadamente las 5: 00 pm y mi esfuerzo se hacía notar.
En el futbol hay que defender hasta el último minuto y eso fue exactamente lo que hice, contragolpe del equipo rival, parada en mi zaga defendiendo mis colores, consecuencia, impacto de balonazo en la cabeza (parte izquierda), remezón total, resultado caída libre y desmayo inconsciente por varios minutos (los testigos dicen diez), sea cual sea el tiempo eso no es lo más trascendental, lo más duro fue al llegar al hospital (ambulancia incluida) el transcurso fue de lo más natural, ya había olvidado la palabra inconsciencia, pero esta vez la recordé con lujo de detalles, mi aspecto era cansado mis ojos dormidos y la sola idea revoloteando por mi cabeza de porque a mí.
Era la segunda vez en poco más de un año que era socorrida por médicos para alguna eventualidad de este tipo, la palabra medicina resonaba en mi cabeza otra vez (demonios pensé que ya no volvería a escucharla mas) ya nada podía hacer.
Ya en el hospital me hicieron los chequeos respectivos preguntas de rutina y mi cabeza era un trompo dando vueltas, los doctores fueron comprensivos (no era para menos) mi semblante seguía decaído, yo no me amilanaba, aunque debo aceptar que por mi mente pasaron recuerdos fugaces que se instalaron por minutos en mi cabeza y dieron cabida a las lagrimas, más que todo por lo que me había tocado vivir en ese mismo hospital años atrás, los recuerdos siempre van a estar latentes si de familiares queridos se trata y a mí me había tocado vivir la parte más triste en esa época, justo el mismo día pero con la única diferencia de un mes antes hace dos años exactamente.
Todo el tiempo una buena amiga me había estado acompañando y ella fue la responsable de que no decayera, los médicos decidieron tomarme unas placas respectivas, pero yo ya estaba aburriéndome y enfermando mas viendo a tanta gente dentro, lo único que deseaba era salir e irme a descansar, la gente se atropellaba por los pasillos y conmigo no había excepción, le dije a mi amiga que nos vayamos más rápido que inmediato así que hicimos las últimas gestiones firme un papel para sacarme las placas en otro momento y deje mi huella sentada como prueba inmutable que había estado en ese lugar.
Al llegar a casa otra fue la historia, la cabeza aun sentía el impacto del balonazo y mi cansancio era evidente, pero no sentía más dolor que el de no poder celebrar como se debe si es que esto persistía, las pastillas que había tomado ya no tenían efecto en mí y yo solo quería no sentir más dolor de ningún tipo, así que era mejor descansar para no tener problemas al recibir a mis invitados, ni modo mañana seria otro día y para eso los dolores ya habrían desaparecido total recibir balonazos es parte de mi deporte y de algún modo tendría que hacerse costumbre, no podía desfallecer por eso, he aguantado perores dolores y esto no iba a acabar conmigo, definitivamente no, al menos de eso si estaba consciente, que mas podía pasar..
En el futbol hay que defender hasta el último minuto y eso fue exactamente lo que hice, contragolpe del equipo rival, parada en mi zaga defendiendo mis colores, consecuencia, impacto de balonazo en la cabeza (parte izquierda), remezón total, resultado caída libre y desmayo inconsciente por varios minutos (los testigos dicen diez), sea cual sea el tiempo eso no es lo más trascendental, lo más duro fue al llegar al hospital (ambulancia incluida) el transcurso fue de lo más natural, ya había olvidado la palabra inconsciencia, pero esta vez la recordé con lujo de detalles, mi aspecto era cansado mis ojos dormidos y la sola idea revoloteando por mi cabeza de porque a mí.
Era la segunda vez en poco más de un año que era socorrida por médicos para alguna eventualidad de este tipo, la palabra medicina resonaba en mi cabeza otra vez (demonios pensé que ya no volvería a escucharla mas) ya nada podía hacer.
Ya en el hospital me hicieron los chequeos respectivos preguntas de rutina y mi cabeza era un trompo dando vueltas, los doctores fueron comprensivos (no era para menos) mi semblante seguía decaído, yo no me amilanaba, aunque debo aceptar que por mi mente pasaron recuerdos fugaces que se instalaron por minutos en mi cabeza y dieron cabida a las lagrimas, más que todo por lo que me había tocado vivir en ese mismo hospital años atrás, los recuerdos siempre van a estar latentes si de familiares queridos se trata y a mí me había tocado vivir la parte más triste en esa época, justo el mismo día pero con la única diferencia de un mes antes hace dos años exactamente.
Todo el tiempo una buena amiga me había estado acompañando y ella fue la responsable de que no decayera, los médicos decidieron tomarme unas placas respectivas, pero yo ya estaba aburriéndome y enfermando mas viendo a tanta gente dentro, lo único que deseaba era salir e irme a descansar, la gente se atropellaba por los pasillos y conmigo no había excepción, le dije a mi amiga que nos vayamos más rápido que inmediato así que hicimos las últimas gestiones firme un papel para sacarme las placas en otro momento y deje mi huella sentada como prueba inmutable que había estado en ese lugar.
Al llegar a casa otra fue la historia, la cabeza aun sentía el impacto del balonazo y mi cansancio era evidente, pero no sentía más dolor que el de no poder celebrar como se debe si es que esto persistía, las pastillas que había tomado ya no tenían efecto en mí y yo solo quería no sentir más dolor de ningún tipo, así que era mejor descansar para no tener problemas al recibir a mis invitados, ni modo mañana seria otro día y para eso los dolores ya habrían desaparecido total recibir balonazos es parte de mi deporte y de algún modo tendría que hacerse costumbre, no podía desfallecer por eso, he aguantado perores dolores y esto no iba a acabar conmigo, definitivamente no, al menos de eso si estaba consciente, que mas podía pasar..
No hay comentarios:
Publicar un comentario