
Fin de la pelea, los gritos de la gente distorsionaban la señal del celular y la voz del locutor presentaba a tu rival, “al gatito de sofá”, las pifias eran evidentes y obviamente las mías y las de los muchachos también,” vamos Kina”, “vamos conchasumadre tenemos que ganar”,” gánale a esa conchasumadre por boca floja”, todas estas frases las arrancábamos desde adentro, desde ahí, del fondo de donde tu saliste con coraje y valentía para un día llegar a ser campeona mundial y restregarle en la cara a todos esos políticos y directivos de las federaciones que tu si eres un ejemplo al que se debe apoyar.
El locutor te nombra y nuestro jubilo era irremediable los estallidos en el coliseo se hacían notar a través de las ondas del celular, nuestros gritos a esa hora de la noche eran los únicos que se escuchaban en toda la residencial san Felipe donde estábamos, otro sorbo y a escuchar atentos el primer round, derechazo, uno dos vamos sigue así, no te imaginas como me sentía al no poder verte y tan solo escuchar la narración, pendía de un hilo y mi garganta se hacía pequeñita al sentir un nudo en ella.
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